Los microplásticos, diminutas partículas de plástico, se han convertido en una preocupación ambiental generalizada. Ahora, una investigación publicada en *Environment & Health* revela que también están presentes en los fluidos intravenosos (IV), las soluciones que se administran directamente en el torrente sanguíneo de los pacientes durante los tratamientos médicos. Este estudio investigó la presencia y cantidad de estos microplásticos en bolsas de solución salina IV disponibles comercialmente, encontrando que potencialmente miles de partículas podrían introducirse con cada infusión.
La presencia generalizada de microplásticos en el medio ambiente se ha convertido en una preocupación creciente, y una investigación reciente ha revelado una fuente sorprendente y potencialmente alarmante: los fluidos intravenosos (IV). Este descubrimiento, publicado en la revista *Environment & Health*, revela que las soluciones salinas intravenosas comerciales, administradas rutinariamente a los pacientes en entornos clínicos, contienen cantidades significativas de partículas de microplástico, lo que supone una vía previamente desconocida para que estas partículas entren en el torrente sanguíneo humano. El estudio destaca la necesidad urgente de investigar más a fondo las posibles consecuencias para la salud de esta exposición y sugiere medidas prácticas para mitigar el riesgo.
La investigación fue motivada por investigaciones históricas de la década de 1970 que indicaban la presencia de partículas sólidas en las bolsas de fluidos IV, pero las investigaciones científicas posteriores sobre la composición de estas partículas habían sido limitadas. Los investigadores Liwu Zhang y Ventsislav Kolev Valev, junto con sus colegas, hipotetizaron que estas partículas podrían ser microplásticos, que se desprenden de las propias bolsas de plástico y, posteriormente, entran en el sistema circulatorio del paciente durante la infusión. Esta sospecha se basó en el creciente cuerpo de evidencia que demuestra la contaminación generalizada del medio ambiente con microplásticos y el potencial de estas partículas para causar efectos adversos para la salud.
Para explorar esta hipótesis, el equipo realizó un análisis riguroso de las soluciones salinas intravenosas disponibles comercialmente. Compraron dos marcas diferentes de bolsas de 240 ml de solución salina IV y examinaron meticulosamente su contenido. Después de que la solución salina se goteó en recipientes de vidrio separados, los líquidos se filtraron a través de membranas especializadas diseñadas para capturar partículas microscópicas. Este proceso permitió a los investigadores aislar y cuantificar los fragmentos de microplástico presentes en los fluidos. Crucialmente, no analizaron cada partícula individual, sino que contaron una porción representativa de los fragmentos y utilizaron estos datos para estimar el número total de microplásticos dentro de cada bolsa entera de fluido IV.
Los resultados de este análisis fueron sorprendentes. Ambas marcas de solución salina probadas contenían partículas de microplástico, y la composición de estas partículas se identificó consistentemente como polipropileno, el mismo material utilizado para fabricar las bolsas de fluidos IV. Este hallazgo sugiere fuertemente que los microplásticos se filtran de las bolsas a la solución salina durante el almacenamiento o la manipulación. La cantidad estimada de microplásticos también fue significativa; los investigadores calcularon que una sola bolsa de 240 ml de solución salina IV podría entregar aproximadamente 7.500 partículas de microplástico directamente en el torrente sanguíneo del paciente.
El potencial de exposición acumulativa es particularmente preocupante, especialmente teniendo en cuenta el uso común de múltiples bolsas de fluidos IV en varios procedimientos médicos. Por ejemplo, tratar la deshidratación a menudo requiere varias bolsas de fluido IV, lo que podría aumentar el número total de microplásticos entregados a alrededor de 25.000. Los procedimientos más intensivos, como la cirugía abdominal, que a menudo requieren múltiples infusiones IV, podrían exponer a los pacientes a tantos como 52.500 partículas de microplástico. Esta cantidad sustancial plantea serias preguntas sobre las implicaciones a largo plazo para la salud de tal exposición.
Reconociendo los riesgos potenciales, los investigadores proponen varias medidas prácticas para minimizar la contaminación por microplásticos. Recomiendan almacenar las bolsas de infusión IV lejos de la luz ultravioleta directa y el calor, ya que estos factores se sabe que aceleran la degradación y la liberación de microplásticos de los materiales plásticos. Además, sugieren la implementación de sistemas de filtración a nivel de micrómetro durante el proceso de infusión. Tales filtros serían capaces de eliminar las partículas de microplástico del fluido antes de que entren en el torrente sanguíneo del paciente, evitando eficazmente su introducción en el sistema circulatorio.
Si bien el estudio actual no incluye ensayos clínicos para evaluar los riesgos directos para la salud asociados con la exposición a microplásticos a través de fluidos IV, los hallazgos subrayan la necesidad de tales investigaciones. Los investigadores enfatizan que su trabajo proporciona una base científica crucial para desarrollar políticas y medidas apropiadas destinadas a mitigar las amenazas potenciales que representan los microplásticos para la salud humana. Los datos demuestran claramente una vía previamente desconocida para la exposición a microplásticos y destacan la urgencia de abordar esta preocupación emergente.
La American Chemical Society (ACS), la editorial de *Environment & Health*, subraya su compromiso de avanzar en el conocimiento científico y defender la integridad científica. Como líder mundial en la promoción de la excelencia en la educación científica y la provisión de acceso a información relacionada con la química, la ACS apoya la investigación y difunde los hallazgos que contribuyen a una mejor comprensión del mundo que nos rodea. La dedicación de la Sociedad a fomentar el progreso científico se ejemplifica por su papel en la publicación y la difusión de estudios revisados por pares como este, que arroja luz sobre un problema crítico ambiental y de salud.
Se ha confirmado la presencia de microplásticos, procedentes de bolsas de líquidos intravenosos, en infusiones intravenosas, lo que podría introducir miles de partículas directamente en el torrente sanguíneo de los pacientes. Aunque los riesgos para la salud aún no se han estudiado, los investigadores sugieren minimizar la exposición evitando la luz UV y el calor, y explorando sistemas de filtrado, instando a más investigación y desarrollo de políticas para abordar esta preocupación emergente.
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