El cáncer de pulmón tradicionalmente no se ha considerado una enfermedad fuertemente influenciada por la dieta, a diferencia de los cánceres del hígado o el páncreas. Sin embargo, un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Florida Health explora una posible relación entre una mala alimentación y el cáncer de pulmón, centrándose en el papel del glucógeno, una molécula de almacenamiento, en el crecimiento tumoral.
Tradicionalmente, el impacto de la dieta en el riesgo de cáncer ha sido ampliamente estudiado en órganos como el hígado, lo que ha dado lugar a directrices dietéticas establecidas. Sin embargo, el papel de la dieta en el desarrollo del cáncer de pulmón ha sido en gran medida pasado por alto, lo que representa una laguna significativa en nuestra comprensión de la prevención del cáncer. Un nuevo estudio de la Universidad de Florida Health, en colaboración con el Markey Cancer Center de la Universidad de Kentucky y el UF Health Cancer Center, tiene como objetivo abordar esta omisión investigando la asociación entre una dieta deficiente y el cáncer de pulmón. Esta investigación, financiada por varias subvenciones de los Institutos Nacionales de la Salud, marca un paso crucial hacia el reconocimiento de la posible influencia de las elecciones dietéticas en la salud pulmonar.
El equipo de investigación, dirigido por Ramon Sun, Ph.D., y Matthew Gentry, Ph.D., utilizó una novedosa plataforma de metabolómica espacial de alto contenido desarrollada por Sun en 2020. Esta plataforma proporciona una capacidad sin precedentes para visualizar las enfermedades a nivel molecular, lo que permite a los investigadores identificar patrones e interacciones previamente desconocidos. Este enfoque innovador fue particularmente valioso para estudiar el adenocarcinoma de pulmón, que representa un asombroso 40% de todos los diagnósticos de cáncer de pulmón en todo el mundo. El estudio construyó ingeniosamente sobre una investigación de 20 años de Gentry y Sun sobre la enfermedad de Lafora, un trastorno neurológico ultra-raro.
La enfermedad de Lafora sirve como un modelo convincente para comprender el papel de la acumulación de glucógeno en la progresión de la enfermedad. Los pacientes inicialmente parecen normales durante una década, seguido por la aparición de epilepsia y, en última instancia, demencia, lo que lleva a la muerte antes de los 25 años. Los investigadores establecieron paralelismos entre la progresión de la enfermedad de Lafora y el comportamiento del glucógeno en el cáncer de pulmón. El glucógeno, una molécula de almacenamiento compuesta de glucosa, se encontró que se acumulaba en niveles altos no solo en la enfermedad de Lafora, sino también en varios cánceres y otras enfermedades.
El hallazgo central del estudio revela que en el cáncer de pulmón, el glucógeno funciona como un “metabolito oncogénico”, un término descrito vívidamente como un “gigante piruleta para el antojo dulce del cáncer”. Esta analogía comunica eficazmente el concepto de que el glucógeno proporciona a las células cancerosas los bloques de construcción esenciales que necesitan para crecer y proliferar. El estudio demostró una correlación directa: cuanto más altos eran los niveles de glucógeno dentro de las células cancerosas, mayor y más agresivo era el crecimiento del tumor. Esto se confirmó tanto a través de modelos de laboratorio como de simulaciones por computadora de las reservas de glucógeno en el pulmón.
Para solidificar aún más esta conexión, los investigadores realizaron experimentos utilizando ratones. Cuando a estos ratones se les alimentaba con una “dieta occidental” caracterizada por un alto contenido de grasa y fructosa, esto resultó en niveles elevados de glucógeno en su sangre, lo que a su vez impulsó el crecimiento de los tumores pulmonares. Por el contrario, cuando se redujeron los niveles de glucógeno, también se redujo el crecimiento tumoral. Esta evidencia experimental proporciona un fuerte apoyo a la hipótesis de que una dieta occidental típica, rica en alimentos procesados y azúcares añadidos, contribuye a niveles elevados de glucógeno y, por lo tanto, promueve el crecimiento del cáncer de pulmón.
Los investigadores enfatizan que el glucógeno es un “predictor excepcionalmente bueno” del crecimiento tumoral y la muerte en pacientes con cáncer de pulmón. Esta capacidad predictiva abre nuevas vías para la detección temprana y las estrategias de tratamiento personalizadas. La capacidad de identificar pacientes con niveles elevados de glucógeno podría permitir intervenciones proactivas destinadas a reducir la acumulación de glucógeno y frenar o prevenir la progresión tumoral.
Si bien este estudio representa un esfuerzo pionero en la vinculación de la dieta al cáncer de pulmón, es importante reconocer que la nutrición siempre ha sido una piedra angular de la prevención y la intervención del cáncer. Los investigadores abogan por un cambio de enfoque, estableciendo un paralelismo con el éxito de las campañas antitabaco. Creen que una mayor conciencia pública y las estrategias impulsadas por políticas que promuevan elecciones dietéticas más saludables deben integrarse como un componente fundamental de los esfuerzos de prevención de enfermedades.
Un aspecto particularmente prometedor de esta investigación es el potencial de terapias dirigidas. Actualmente, hay tres tipos de fármacos disponibles que se dirigen específicamente a los niveles de glucógeno, y todos fueron desarrollados inicialmente mientras se estudiaba la enfermedad de Lafora. Esto destaca el potencial de traducción de esta investigación: la capacidad de aprovechar las ideas obtenidas del estudio de enfermedades raras para desarrollar tratamientos para cánceres más comunes.
En última instancia, el mensaje de los investigadores se alinea con las recomendaciones de salud ampliamente aceptadas. La declaración conclusiva de Matthew Gentry subraya la importancia de priorizar una dieta rica en nutrientes, mantener un estilo de vida activo y minimizar la ingesta de alcohol como estrategias fundamentales para la salud a largo plazo. El estudio refuerza la idea de que fomentar mejores hábitos dietéticos puede ser una herramienta poderosa en la prevención del cáncer de pulmón, ofreciendo un enfoque proactivo para mejorar la salud pública.
Este estudio revela una conexión inesperada entre una dieta “occidental”, niveles elevados de glucógeno y el crecimiento del cáncer de pulmón. Sugiere que priorizar dietas nutritivas y estilos de vida saludables podría ser una herramienta poderosa en la prevención del cáncer de pulmón, recordando que nuestra alimentación influye significativamente en nuestra salud a largo plazo.
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